Rompiendo el paradigma o, ¿por qué es tan difícil educar niños en la era de la información?

Actualmente se sabe que la crianza de los hijos es una de la tareas más complejas que puede realizar un ser humano, por lo tanto, abundan los talleres, libros y orientaciones que difunden los últimos conocimientos en psicología, pedagogía y desarrollo infantil; sin embargo, para muchas personas es extraña y nueva la idea de requerir apoyo para una actividad que debería ser de lo más natural y sencilla… Es común escuchar frases como: “En mi época no había psicólogos y crecimos bien” o “¿Cómo alguien que no tiene hijos te va a decir qué hacer con los tuyos?”, que nos confunden con la idea de adoptar o no estas nuevas prácticas, pero, ¿qué hace a millones de padres en el mundo seguir la tendencia de la información?

Durante los más de 100,000 años que tenemos como especie, el ser humano ha criado a sus hijos reproduciendo el mismo patrón con el que lo educaron sus padres, las modificaciones eran mínimas entre una generación y otra y estaban motivadas por la información del entorno, en otras palabras: prueba y error.

Luego, a partir del siglo pasado el estudio del desarrollo infantil, la psicología y los métodos de crianza nos han brindado importantes herramientas para comprender la importancia de los primeros años en el desarrollo del individuo, actualmente las teorías más importantes se comprueban con ayuda de las neurociencias.

Por otro lado, la capacidad de difusión del conocimiento por medio de las tecnologías ha logrado llevar información sobre hallazgos científicos hasta los últimos rincones del mundo.

De esta forma, nos encontramos con generaciones que eligen educar a sus hijos de formas casi opuestas a como fueron educados ellos mismos, eligen apostar por la independencia y responsabilidad en lugar de una obediencia ciega, se motivan por obtener respeto y confianza en lugar de temor, promueven la expresión emocional más que los modales excesivos. Sin embargo, estas ideas están basadas en libros y artículos o en experiencias de otras familias, pero nunca existió un modelo desde la experiencia propia, por lo que en muchas ocasiones los padres se viven confundidos respecto a cómo y cuándo poner límites, o peor aún, sintiéndose culpables por reaccionar de la misma manera como sus propios padres lo hacían: imponiendo su autoridad y hasta disciplinando por medio de golpes en situaciones críticas.

La misión de romper el paradigma de la crianza y lograr una parentalidad consciente no es una tarea fácil, recordemos que estamos luchando contra miles de años de repetición y costumbre, por lo tanto es importante buscar la ayuda necesaria, desarrollar habilidades y prepararnos desde el autoconocimiento y la historia personal para decidir qué tipo de padres queremos ser y qué tipo de ser humano queremos criar.

Si eres un padre de familia interesado en conocer nuevas formas de interactuar con tus hijos a partir de la integración de las más importantes teorías psicológicas, te recomiendo estos dos libros:

El cerebro del niño. Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson. Editorial Alba, 2012

A partir de los últimos avances en neurociencias, se plantean estrategias prácticas que ayudan a desarrollar la mente de los niños, aprovechando especialmente los momentos más difíciles para los padres: ¡poner límites y enfrentar berrinches!

Pensar rápido, pensar despacio, Daniel Kahneman, Editorial Debolsillo, 2014

El autor es un psicólogo ganador del Premio Nobel de Economía en 2011, quien realiza un compendio de hallazgos académicos relacionados con teorías de aprendizaje, de perspectivas, diferencias individuales, sesgos cognitivos, motivación y felicidad, y que dirigen una reflexión respecto a qué elementos nos llevan a tomar decisiones, llevar a cabo proyectos y lograr satisfacción y felicidad en nuestra vida.

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